Todos hemos visto los fantásticos mensajes que nos transmiten los anuncios en televisión sobre comida rápida. Nuestros hijos siempre quieren comer allí así que… ¿qué deberíamos tener en cuenta cuando hablamos de la conocida ‘fast food’? Como con casi todo en la vida siempre hay varios puntos de vista, así que veamos primero las ventajas:
1. Como dice la etiqueta, es rápida
En la vida moderna tenemos la sensación de no tener tiempo suficiente, por tanto es muy gratificante no tener que trabajar siempre en la cocina. En la mayoría de los casos no tienes por qué esperar mucho tiempo.
2. Barata
Es una forma barata de comer fuera de casa incluso a veces puede ser más barato que comer en casa.
3. Sabrosa
Te satisface rápidamente y parece ser la comida perfecta cuando tenemos hambre. Además la comida en sí suele tiene un sabor bastante bueno.
4. Siempre a mano
Suele haber un restaurante de comida rápida cerca de donde vivimos o por lo menos es muy accesible. Suelen ser unos sitios donde se puede aparcar fácilmente el coche o hacer otras tareas como ir de compras o al cine.
5. Ideal para contentar a los niños
La mayoría de los restaurantes de comida rápida se dirigen a la familia, especialmente a los críos. Esto hace que los niños estén muy cómodos a la hora de comer.
6. Niños tranquilos y educados
Cuando los niños están comiendo no necesitan tanta supervisión y suelen quedarse muy tranquilos. Incluso algunas cadenas les “enseñan” a quitar sus platos y dejar su mesa limpia.
7. Flexibilidad
No se necesita ninguna planificación ni reservar una mesa ni tienes que ir de compra. Están abiertos todo el día y por tanto tienes flexibilidad para ir en cualquier momento.
Parece que la comida rápida tiene unos puntos muy positivos y eso es precisamente lo que las cadenas nos “venden” a través de su publicidad, pero vamos a ver lo que hay detrás de la cara “amable” de la comida rápida.
8. No es oro todo lo que reluce
Como hemos visto tiene un sabor muy agradable y satisface muy rápidamente. Pero, ¿por qué? Porque es rica en grasas y azúcares. Esto hace que satisfaga, pero de forma no saludable. Dado que es más barata que la comida sana y tampoco tienes que elaborarla, tu dieta y la de tus niños van a sufrir.
9. Comes más
El tamaño de las raciones aumentan y por tanto nos convertimos en casi adictos a este tipo de comida. Además, dado que la comida tiene buen sabor comerás todo lo que está en el plato de la comida “supersize” aunque tu cuerpo no necesite tanta cantidad. Esto significa que aumenta el riesgo de obesidad si gran parte de tu dieta proviene de este tipo de comida.
10. ¿La publicidad te da toda la información?
Es probable que no. Tienes que tener en cuenta que las compañías de publicidad dan empleo a expertos capaces de convertir un producto corriente y cambiarlo a uno fantástico e irresistible. Y en este caso un producto comestible.
11. Obesidad
Por su accesibilidad y porque son muy fáciles de encontrar. La tentación de abandonar la cocina es aún mayor. Los niños necesitan mucho más que solo grasas saturadas y azucares para comer. Debemos enseñar a los pequeños cómo y qué deben comer. Una dieta llena de grasas saturadas y azúcares está muy lejos de ser saludable y seguro que la adquisición de estas costumbres continuarán en su vida adulta, por lo que es posible que aumente su peso y por tanto deteriore su salud. Los niños obesos tienen un riesgo mucho más alto de desarrollar temprano la diabetes y más tarde el riesgo de las enfermedades cardiovasculares. También un niño con sobrepeso tendrá la tendencia de no practicar ejercicio físico.
12. El crecimiento en niños
La comida rápida está cargada con calorías del azúcar refinado y las grasas. Tiene un nivel muy alto de sodio que viene de la sal común y otros aditivitos. También es deficiente en fibra dietaria y nutrientes esenciales como las vitaminas y minerales. Todos estos factores afectan de forma negativa al proceso de crecimiento. Tanto los adultos como los niños necesitan los minerales esenciales y también un tipo de control de la ingestión de calorías para frenar el proceso de la obesidad.
13. ¿Adicción?
Algunos estudios científicos han demostrado que las comidas con una cantidad alta de calorías, además de niveles altos de grasas, azúcar refinado y sal, pueden re-estructurar las hormonas en nuestro cuerpo, lo que puede resultar en una posible adicción a la comida rápida. Desde luego el azúcar es adictivo si la comemos en grandes cantidades, por esta la razón la comida rápida es tan atractiva. Significa que cuando nos sentimos satisfechos, ¿es porque estamos completamente saciados o estamos satisfaciendo a una adicción?
14. Grasa corporal almacenada
Ingerir comida rápida significa que introducimos en nuestro organismo calorías “vacías” en el cuerpo, que las está almacenado como grasa corporal. Una comida normal en MacDonalds (un Big Mac, patatas fritas y una Coca Cola) tiene 1.430 calorías. Necesitamos 2.000 durante todo el día (esta cifra depende en factores como el peso, la altura, la actividad física y el género de la persona). Por tanto si añades el número de calorías de una comida fast food a un desayuno regular y a un almuerzo o una cena normal, podrás ver que comeremos demasiadas calorías durante el día. Si lo hacemos como una actividad cotidiana, seguramente desembocará en una forma de obesidad.
Como puedes ver hay muchos puntos negativos cuando hablamos de la comida rápida. ¿Deberíamos ignorar todo lo que dicen los anuncios? La respuesta es “no”. Tenemos que disfrutar la vida pero comer en restaurantes de comida rápida de vez en cuando, todo con moderación. Una vez o dos veces al mes pero no cinco veces a la semana o más.